El antiguo oratorio es dedicado a Santiago y se encuentra fuera del poblado a lo largo de la carretera que lleva a Veruno. No se tienen muchas noticias documentales sobre la iglesia, sin embargo, las primeras remontan a una visita pastoral del Obispo Bascapè en 1595. Resulta que el edificio tuviese dimensiones más reducidas respecto a las actuales. En los años 1624-25 fue ampliado: se añadieron una nueva arcada y una balaustrada. En el siglo XIX fue utilizado como lazareto. Los frescos que decoran su interior son notables y representan un testimonio significativo de las tendencias pictóricas novaresas de los siglos XV y XVI. Uno de los frescos representa el “Matrimonio místico de Santa Catalina con el Niño Divino” sentado en los brazos de la Virgen. Es obra del anónimo “…de Burgimainerio pixit” es decir “Maestro de Borgomanero”. Los frescos más antiguos son los que decoran la zona absidal y las dos paredes laterales de la segunda arcada, atribuídos a Giovanni de Campo y fechados el año 1473. De particular curiosidad es la representación del Milagro de San Eligio. La pintura es ambientada en el taller de un herrero donde el Santo sana, bajo los ojos incrédulos del dueño, una pata a un caballo mutilado.