A lo largo de la calle IV novembre (n° 27) se encuentra el pequeño oratorio devocional dedicado a San Sebastián. Hasta hoy no se tienen noticias ciertas sobre el origen del edificio. El primer documento remonta a 1723 y más exactamente al “Catastro Teresiano” donde se refiere la presencia de la “pequeña iglesia de San Sebastián”. Luego, en el catastro Rabbini de 1869, se clasifica como “casa rural” de propiedad de los Condes de Barbavara. A comienzos del siglo XX el edificio se convierte de propiedad de la familia Caffino que todavía hoy la conserva. La pequeña capilla, de planta rectangular, originariamente era formada por dos ambientes separados por un arco y con diferente tipo de cielorraso. El techo posicionado a sur es cubierto por una viguería lignaria mientras que el de norte es con bóveda de arista. Últimamente los propietarios se han comprometido en grandes obras de restauración conservativa que han llevado a la luz dos frescos en las paredes internas representante a San Juan Bautista y, a lo mejor, San Defendiente que rige un castillo. También la fazada, a dos aguas, a vuelto a resplandecer, una suave Anunciación y un singular San Roco decoran su parte superior. Los frescos presentes en el oratorio, según el juicio de algunos críticos, son de época de tardío cuatrocientos y atribuibles a Tommaso Cagnola.