En un documento de julio de 1450 se lee que: “Fara tiene dos castillos, cuenta con 50 “fuegos” (familias), responde a la ciudad y al alcalde de Novara por lo que se refiere a la administración de la justicia…”. Los dos castillos son: el “castrum” inferior o “castrum vetus”, llamado comúnmente Castellone (Castillón), y el castillo superior o “castrum novum”, ahora sede de un centro médico. Como dice Stoppa, “concentremos la atención en el Castillón, del que no se tiene noticia de su primera construcción, ni de su primer constructor y dueño. Y poco sabemos también de los desarrollos siguientes. Es noto que actualmente en el pueblo se denomina Castillón a la actual villa, colocada en la colina meridional del pueblo. Hoy en día la estructura tiene más la aparencia de una elegante villa colinar que de un antiguo castillo”. Ya en 1686, de un contrato de alquiler (Silengo) se aprende que “el castillo inferior tiene muchos lugares de habitación, y muchas bodegas, solarium, iglesia, establos, pozo, horno, prensa de vino, cubas y tinos, con todas las demás comodidades que se buscan para una cómoda habitatione (vivienda) para nobles, además que para administradores”. “Analizando también una fotografía relativa a los primeros años del siglo XIX, en posesión de los actuales dueños, se ve un torreón central y los tejados cubiertos de tejas antes de que se conviertieran en coquetas terrazas con balcones de cemento. Analizando luego la conformación mural de los edificios, que al norte se extienden casi a forma de elipse, se nota que el “castrum vetus” estaba formado por una austera torre cuadrada dotada de fortificación, rodeada al interior por una robusta muralla de protección. Los muros del torreón siguen mostrando todavía la conformación en espina de pez, visible sólo parcialmente en la muralla del cinturón”. Al visitante la antigua vivienda muestra un encanto discreto, tranquilo, romántico, y eso gracias también al agradable y panorámico jardín, rico en rosas inglesas. El encanto aumenta todavía más si se llega el Castillón andando (los aparcamientos se encuentran en las plazas centrales del pueblo): se recorre la histórica calle adoquinada “Sottoronchi”, que serpentea entre antiguas viñas, y en un parpadeo se ve la puerta de entrada, con arriba un emblema arriba, protegido hoy por la austera casa de la guardia.